karl heinrich brunner 1: santiago de chile 1929 - 1934

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Propuesta de estructura arquitectónica del área central de Santiago de KHB (1932), sobrepuesta sobre la ciudad actual.

La presencia en Chile del arquitecto Karl Heinrich Brunner (Viena, 1887 / 1960), viene a introducir una inflexión en los modos y estilos a la francesa al uso en la práctica urbanística sudamericana. También, introduce modificaciones en la propia práctica chilena, hasta esos años colmada de propuestas planimétricas y  geometrizantes, unas, y con una exagerada visión arterialista, otras.


La arquitectura de los lugares centrales

De todas estas propuestas, el plan de mejoras formulado por Benjamín Vicuña Mackenna, en el ya lejano año de 1872, es el único de estos documentos que ejecuta parcialmente sus principales propuestas: encauzamiento del río Mapocho, canales de saneamiento y riego,  apertura de calles tapiadas, creación del parque urbano del cerro Santa Lucía y de plazas de barrios, y construcción de equipamiento escolar y sanitario, entre otras actuaciones. De Vicuña Mackenna en adelante, los proyectos de transformación fueron muchos y variados. Aunque algunos  -tales como los  formulados por el arquitecto Carlos Carvajal Miranda- estuvieron a punto de ser aplicados,  todos ellos pueden ser entendidos sólo como ejercicios intelectuales y sus propuestas ni siquiera constituyen  soportes conceptuales de la futura actividad que se iba a desarrollar a partir de la llegada de K.H. Brunner.

La actuación de  Brunner en la ciudad americana , a partir de 1929, presta una permanente atención al comportamiento y las repercusiones que registran sus ideas, propuestas e instalaciones urbanísticas sobre la ciudad ya construida. En la práctica,  Brunner considera de mayor relevancia los resultados y equilibrios alcanzados por las transformaciones en los nuevos escenarios resultantes, que los propios signos formales aislados que surgen por estas actuaciones.  Nunca encontraremos en  Brunner una propuesta asentada en una intervención traumática, haciendo tabla rasa de lo existente, al estilo de las que por aquellos mismos años postulaban los planes redactados por algunos representantes del Movimiento Moderno (Le Corbusier y Cia(m)). Tampoco observaremos en su obra el sentido terminalista que es posible encontrar en la urbanística francesa de ultramar (propugnada por Prost y Agache, principalmente), más interesada en occidentalizar  la ciudad colonial que en prestar atención a los elementos culturales propios del lugar:

(...) muchas personas están esperando de mi parte proyectos de rasgos monumentales (...) Nada más fácil de tomar la regla y dibujar sobre el plano de la ciudad (...)

 

Santiago de Chile: propuesta de esponjamiento en torno al palacio de gobierno y creación de la caja cívica. KHB, 1932.

Para llevar adelante esta práctica atenta con el  diálogo entre el soporte existente y la nueva propuesta, Brunner identifica piezas claves sobre  las cuales instalar  actuaciones que reafirmen los atributos morfológicos  preexistentes  y den lugar apropiado a  las nuevas funciones derivadas de la propia modernización de la vida urbana.  La presencia de un edificio de arquitectura ejemplar (el Palacio de la Moneda, por ejemplo), constituye un  factor de centralidad y de articulación de estas piezas urbanas claves. La dilatación del espacio envolvente, mediante la liberación de los volúmenes vecinos, y la creación de masas construidas coherentes con esta centralidad, son los atributos elegidos para configurar nuevos  signos  morfológicos de la estructura arquitectónica de un lugar central. Aspecto que ya había considerado años antes en una reflexión sobre los aportes arquitectónicos de los hofe vieneses.

Brunner considera que el trazado en cuadrícula, similar al que presentan otras ciudades americanas de origen colonial hispano, es la condición  primordial para lograr que la estructura morfológica de Santiago de Chile presente un carácter arquitectónico:

(...) La ciudad de Santiago también es una ciudad de trazado cuadrangular, pero, por de pronto, esto es sólo una base que espera ser desarrollada. Para llegar a ser una ciudad de carácter arquitectónico, es necesario establecer las relaciones entre las calles y espacios libres con sus edificios monumentales (...) El sistema de cuadras (manzanas) de la ciudad de Santiago de Chile, como también el de otras ciudades de  trazado análogo -como Buenos Aires, por ejemplo- trae como consecuencia que casi todos los edificios públicos no queden bien emplazados para cumplir con el rol decorativo y de representación dentro de la ciudad (...)

De esta manera,  Brunner abre el tejido colonial de Santiago para configurar nuevas centralidades y relaciones axiales, asignando al espacio público un protagonismo compositivo en la forma urbis de  la ciudad.

Esta nueva concepción de la organización espacial, mediante un razonamiento arquitectónico del espacio público, permite, además, atenuar la rígida monotonía que impone la cuadrícula y las largas vías rurales transformadas en arterias urbanas, por mor del crecimiento. La apertura de diagonales, complementarias de la estructura viaria básica, refuerza la jerarquización de los fragmentos del tejido construido, mediante su triangulación y conexión funcional con el ensanche republicano de naturaleza residencial. No es una triangulación volcada en si misma, sino que la utilización de diagonales se plantea para reforzar una centralidad. Posteriormente, en una propuesta para el Barrio Cívico, los edificios de arquitectura ejemplar constituirán los remates visuales de los ejes institucionales.

En el perímetro de la ciudad central, Brunner diseña parques urbanos (parques Bustamante y Sur Oriente) con el fin de incorporar terrenos liberados de usos infraestructurales y definir el desarrollo de nuevas áreas residenciales. En el costado sur de la ciudad, en el estudio para la urbanización de la comuna de San Miguel, el arquitecto vienés plantea una síntesis de las estrategias proyectuales y las operaciones de diseño urbano ya aplicadas en el área central y en el perímetro oriental de Santiago de Chile.

Antes de su traslado a la ciudad de Bogotá, Brunner desarrolla los planteamientos preliminares del primer plan regulador de la comuna de Santiago (1934). Plan que con varias modificaciones,  se aprueba el año 1939.

A pesar de haber sentado las bases fundamentales del quehacer urbanístico y los contenidos capitales de la formación académica de los urbanistas chilenos, muchas de las propuestas formuladas por Karl H. Brunner sólo han quedado como manifestaciones teóricas.  Sin embargo, buena parte de las limitaciones conceptuales que registra la práctica urbanística desarrollada en estos últimos setenta años en Chile, encuentra en el ejercicio de Brunner sus posibles salidas.

Jonás Figueroa Salas - 1996


Bibliografía

1.- Karl H. Brunner. Santiago de Chile, su estado actual y futura formación. Imprenta La Tracción, Santiago de Chile, 1932.

2.- Karl H. Brunner. Manual de Urbanismo, primer tomo. Imprenta Municipal, Bogotá, 1939.

3.- Exposición del Museo de Arte Moderno de Bogotá, a cargo de Arqtos. F. Cortés y K. Brunner, 1989.

4.- Revista de Arquitectura Nº 8. Monográfico K.H.Brunner, edición Arqto. M.I.Pavéz, FAU - UCH, Santiago de Chile, 1996.


                 dedicada a la profesora arqto. maría isabel pavéz

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actualizada 2019 / 12