karl heinrich brunner 2: santa fe de bogotá 1934 - 1948

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Santa Fe de Bogotá: la ciudad en los años 30 y principales propuestas formuladas o ejecutadas por KHB (en rojo).


El tipo de crecimiento que experimenta la ciudad de Bogotá en las tres primeras décadas del siglo XX, punto inicial de la gran ciudad actual, brinda a Brunner la oportunidad para ampliar el repertorio morfológico aplicado en Chile. Mientras en éste atiende la arquitectura del espacio  público, la materia urbanística que desarrolla en Bogotá actúa sobre las piezas físicas y sus conexiones.


La arquitectura de los intersticios

Entre 1900 y 1930,  la capital colombiana múltiplica por tres su población, pasando de 100 a 300 mil habitantes.  El crecimiento físico se extiende convulsamente a saltos, dejando grandes vacíos intersticiales y desencadenando un sinnúmero de problemas funcionales: escasa renovación de las construcciones coloniales, gran subdivisión y tugurización de las áreas residenciales; colapso de una trama viaria inadecuada para el ingente tráfico vehicular; urbanización de terrenos de baja aptitud urbana por  razones topográficas y riegos de inundación, carentes de infraestructuras urbanas y equipamientos colectivos; etc. Mientras la ciudad nueva se extiende hacia el Norte de modo lineal siguiendo los ejes de penetración regional, hacia  el Sur se desparraman los núcleos de infravivienda sobre la falda de los cerros.

Los problemas que se derivan de este conflictivo  modelo de crecimiento, aconsejan la urgente formulación de instrumentos normativos que regulen y ordenen el desarrollo de la ciudad. En un primer momento, inicio de los años treinta, el Concejo Municipal encarga a la oficina del arquitecto norteamericano Harland Bartholomew la tarea de elaborar un estudio urbanístico. La información reunida en dicha oportunidad  por  John Marr,  constituye la documentación básica utilizada por Brunner, a partir de 1933, para desarrollar su materia urbanística.

El proyecto urbano esencial que Karl H. Brunner concibe para Bogotá, durante su primera etapa colombiana,  propone recomponer el tejido urbano del ensanche republicano, roto por el modelo de crecimiento, y configurar nuevos elementos morfológicos que induzcan el  reordenamiento del cuadrilátero fundacional y sus relaciones con el extrarradio. Este tratamiento morfológico de la espacialidad urbana, también propone la corrección de los conflictos provocados por la falta de coherencia funcional entre  las diferentes piezas o fragmentos constituyentes de Santa Fe de Bogotá, una ciudad cuyo desarrollo va a la zaga de las mejoras que ya hace rato  habían mostrado otras ciudades capitales del continente.

Esta recomposición del tejido urbano se desarrolla a través del  tratamiento de los vacíos intersticiales situados entre el casco interior o cuadrado fundacional y el ensanche republicano; vacíos intersticiales dejados por el crecimiento físico a saltos que se extiende a lo largo de los ejes arteriales.  Este tratamiento se basa en el  trazado sobre los vacíos intersticiales de fragmentos de geometría triangular o radial, uniendo  a modo de sutura, dos crecimientos consolidados. Esta unión permite al urbanista actuar  más allá del propio trazado de sutura, logrando incidir sobre piezas de gran dimensión, sin alterar radicalmente la estructura morfológica de la ciudad existente.

A pesar de las condicionantes funcionales impuestas por la trama existente, estas piezas de sutura del tejido roto por el tipo de crecimiento, poseen una gran racionalidad funcional. En algunos casos, éstas  se plantean como pequeños barrios que se imbrican en la cuadrícula existente, complementando la estructura viaria de la ciudad interior y sus correspondientes relaciones con el perímetro. También, estos barrios o urbanizaciones se proponen como unidades autosuficientes que, tal como las siedlung  alemanas, persiguen la creación de estructuras sociales y la configuración de tipologías constructivas y formales más o menos homogéneas.

Entre otros aspectos, el trazado de una urbanización, pensaba Brunner, siempre  debería contener  un razonamiento cercano a la planimetría ornamental. Mas, ello puede resultar incoherente si esta planimetría refleja que la ciudad es, antes de todo, un organismo social y un lugar para el desarrollo de la sociedad:

 

(...) El proyectista de un barrio independiente debe tener conciencia de que está concibiendo algo como un lugar para una comunidad humana; tiene que agrupar las casas y componer estos grupos formando manzanas y calles, para que todo aquello, junto con los demás edificios, constituya parte de una ciudad (...).

 

A pesar de las alteraciones sufridas en los últimos años, a causa de la presión inmobiliaria y del propio deterioro natural, los barrios El Campín y Palermo, en el Norte, y El Centenario, en el Sur, constituyen los exponentes rotundos de la idea de ciudad que Brunner propone para ordenar un crecimiento convulso, que deja en evidencia la capacidades y limitaciones de la administración municipal para orientar el desarrollo urbano.

En la segunda etapa colombiana, años cuarenta, Brunner se concentra en la resolución de la continuidad del  núcleo fundacional con  el ensanche republicano y el territorio exterior. La dirección Norte-Sur, adoptada espontáneamente por el crecimiento, genera una ciudad lineal que requiere de grandes inversiones en infraestructura y sus desplazamientos son largos y costosos. La ciudad satélite El Salitre, que Brunner concibe para corregir esta tendencia, persigue generar un eje alternativo de crecimiento hacia el sector occidental o sabana, con suelos llanos y próximos al centro cívico-comercial, para articular la ciudad con su contexto rural.

Rodeado de un cinturón forestal, este núcleo satélite presenta una estructura urbanística basada en un eje que estructura las diferentes piezas constituyentes y alberga los equipamientos del conjunto y las mayores densidades funcionales y volumétricas. Entre esta franja axial y el anillo exterior, se sitúa el sector residencial de baja densidad, articulado mediante vías transversales. Con una extensión cercana a las 500 há., El  Salitre  hubiese permitido alojar unos 60 mil habitantes y llegado a definir una centralidad alternativa a la centralidad axial de la ciudad.

Brunner permanece en Santa Fe Bogotá entre los años 1934 y 1948. En este último año, Le Corbusier prepara la formulación del Plan Director de la ciudad. Mientras tanto, KHB se encarga de redactar el plan de reconstrucción de Viena, Austria. No podría afirmarse que entre ambos urbanistas existan diferencias teóricas sustanciales. Sin embargo, la ciudad de LC siempre es una máquina de nueva creación;  para KHB, es un organismo en permanente reconocimiento.

Jonás Figueroa, 1996


Bibliografía

1. Karl H. Brunner. Santiago de Chile, su estado actual y futura formación. Imprenta La Tracción, Santiago de Chile, 1932.

2. Karl H. Brunner. Manual de Urbanismo, primer tomo. Imprenta Municipal, Bogotá, 1939.

3. Exposición del Museo de Arte Moderno de Bogotá, a cargo de Arqtos. F. Cortés y K. Brunner, 1989.

4. Revista de Arquitectura Nº 8. Monográfico K.H.Brunner, a cargo de M.I.Pavéz, FAU - UCH, Santiago, 1996.


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actualizada 2019 / 12